miércoles, 12 de octubre de 2016

Cuando la vida te dice que no.....





























           No siempre nuestros retos y nuestras luchas vitales son asequibles a simple vista, ni siquiera a veces parecen posibles ni de lejos. Muchas veces las circunstancias nos complican mucho la vida hasta el punto de no ver una luz al final del túnel, no siempre nuestras luchas surten efecto en el momento que intentamos enderezar una situación difícil, no siempre nos sobreponemos y tenemos la motivación suficiente para volverlo a intentar.

En un pasaje del libro de Valentí Sanjuan "VIVIR ES LA POLLA", el autor nos adentra de forma gráfica y sencilla, al mundo de "querer es poder".
Cuando la vida parece que nos está negando la posibilidad de solucionar algún conflicto vital o algún reto u objetivo, es cuando tenemos que conectar con nuestro "yo" más fuerte y ambicioso para seguir intentando que "suceda lo imposible" y convertirnos en nuestro propio ídolo.

Los retos a veces no solo son difíciles, si no que son extremadamente complicados pero no por ello inalcanzables y es en estos, donde debemos ejercer la lucha para desarrollar nuestra capacidad y voluntad de ir a por nuestros sueños.
En las situaciones donde la vida parece que nos diga que no y se empeña en tirar por los suelos nuestra voluntad de seguir, debemos pensar que cuando esa sensación emerge de la profundidades de nuestra mente nos tenemos que preguntar.....realmente estoy haciendo lo posible para conseguir este reto, realmente estoy luchando lo suficiente?

La percepción y nuestros límites los ponemos nosotros. No siempre es una realidad cuando nos decimos que "no podemos" ....muchas veces es "no quiero esforzarme más".
Las dificultades no deben pararnos, al menos no a causa de nuestros miedos e inseguridades. El pensamiento del "NO PUEDO", como ya he dicho antes, es muchas veces "NO ME SIENTO CAPAZ DE ESFORZARME HASTA ESE PUNTO"  y ahí radica una gran diferencia entre el que lo consigue y el que no, porqué no estamos desarrollando nuestra máxima capacidad en muchas ocasiones, si no que estamos teniendo una actitud poco decisiva a la hora de ejercer esa máxima capacidad. Una buena parte de las ocasiones, la definición incorrecta del objetivo que queremos alcanzar es precisamente el principal responsable de nuestro fracaso.

Decidir qué camino escoger para lograr el ÉXITO en ese reto y planificar concienzudamente la táctica para caminar por él, son dos enfoques imprescindibles para que este reto, tenga un porcentaje muy alto de posibilidades exitosas.
El hecho de intentarlo ya es de por sí enriquecedor y aumentará nuestra confianza y nos ayudará a CREER que lo podemos lograr si lo volvemos a intentar cuando la primera vez no lo conseguimos.

Para que el enfoque de nuestro reto tenga posibilidades de éxito hacen falta unas premisas:


1. Sé positivo


El primer paso es formular nuestros objetivos en términos de acciones que queremos que ocurran. Por ejemplo, ante un problema de tabaquismo, la clásica formulación "quiero dejar de fumar" es incorrecta ya que el foco de acción está en un elemento negativo (fumar). Sin embargo este mismo objetivo lo podemos replantear de la siguiente forma: "Quiero tener una vida más sana". Aquí la acción se centra en un elemento positivo que puede conllevar, en este caso, al desarrollo de hábitos saludables.

2. Fija fechas realistas

Hay que ser muy específico sobre la fecha en la que queremos completar una tarea un alcanzar un objetivo, pero también hay que ser realistas. A lo mejor afirmar que queremos terminar un informe en el que llevamos tiempo trabajando el "17 de agosto antes de 15 horas" puede parecer una formulación ingenua, pero funciona. Aprender a manejar nuestra lista de tareas es uno de los elementos que podemos incorporar a nuestro trabajo diario.

3. Formula los objetivos como si ya los hubiéses alcanzado

Aunque parezca mentira, la visión optimista de algo terminado nos impulsa a conseguirlo con más energía y entusiasmo que una acción lejana para la que nos tenemos que preparar.

En este punto un objetivo formulado en términos como "El 8 de julio he corrido una maratón y ha sido un éxito porque he quedado entre los 100 primeros" tiene mucha más fuerza que "El 8 de julio tengo que correr una maratón".

4. Sé lo más específico posible
Resulta muy conveniente ser lo más específico posible a la hora de trasladar al papel lo que queremos conseguir. Cuanto más específicos seamos, mayor será nuestra capacidad para focalizar lo que tenemos que hacer para conseguirlo. "Ser capaz de escribir 40 artículos" parece un objetivo al que poco podemos reprochar, pero sería mucho mejor decir "Ser capaz de escribir 40 artículos durante el mes de marzo, 10 a la semana, (3 los lunes, 2 de martes a jueves y 1 los viernes)".

5. Redacta objetivos comprobables

La mejor forma de saber si hemos logrado lo que nos proponemos es formular nuestro objetivo en términos medibles. Un objetivo del tipo "quiero ser mejor líder" resulta de difícil comprobación. En cambio "Voy a realizar una evaluación del desempeño de mis empleados el 14 de septiembre" parece un objetivo no solo concreto sino fácil de comprobar.

6. Independencia

Nuestros objetivos deben de basarse exclusivamente en lo que podamos hacer de forma individual para conseguirlos. No podemos formular deseos en términos de lo que tienen que hacer otras personas, o si éstos implican la acción de terceras partes que condicionan el objetivo principal.

7. Demuestra convicción


Evitemos las palabras que expresan dudas. Palabras como "quizás" "a lo mejor" "esperanza" son negativas a la hora de alcanzar nuestros deseos. Expresan la idea de posibilidad, y siempre que existe una posibilidad, podemos fracasar. Sin embargo oraciones en imperativo en las que abundan términos que expresan seguridad y confianza reafirman nuestra actitud psicológica hacia aquello que queremos alcanzar.

Si tenemos en cuenta todos esos puntos, nuestro objetivo será más realizable y sobretodo, nos permitirá volverlo a intentar y a no desistir frente al menor contratiempo o fracaso.





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