A veces nos encontramos con situaciones
vitales que quiebran nuestro equilibrio emocional y nos catapultan a
un mundo desconocido e incierto.
En un momento de mi vida cuando todo
parecía normal, cuando era muy joven y todo parecía controlado,
cuando estaba en la cresta de la ola deportiva y personal, cuando
estaba trabajando para mis objetivos como nadador de competición, en
plena preparación de cara a la olimpiada de Seúl 88 y cuando creció
mi popularidad y todo parecía que giraba en torno a mi, de
repente... TODO CAMBIÓ.
A veces un solo minuto basta para que
tu vida dé un giro de 180 grados. Sufrí un accidente de motocicleta
que me arrebató de cuajo lo que más quería, me apartó de mis
sueños, mis anhelos, mis proyectos personales y deportivos....me
arrancó de un solo golpe, un enfoque y una filosofía de vida que yo
ya había elegido. Cuando se te acerca el hombre de negro con una hoz
para acecharte y susurrarte al oído que está pensando en tí y lo
hace cada día durante los más de 3 meses que estuve hospitalizado
con 8 cirujias que intentaban salvar mi vida, entonces es cuando te
das cuenta lo frágiles que somos porque lo perdí absolutamente TODO!
Desde luego, el deporte y la
competición no solo me otorgó de medallas, éxitos y fracasos
deportivos, también me enseñó a levantarme una y otra vez cuando
el resultado era otro del esperado. Hablo de superación, de coraje,
de lucha y de aceptación. Después de todo esa circunstancia que
cambió mi vida por completo, aprendí unas cuantas lecciones de
vida que quiero compartir con vosotros:
1- La vida nos condiciona a veces
pero no nos arrebata la oportunidad de re-inventarnos y dirigirnos
de nuevo al lugar donde queremos estar aunque éste no fuera el
primer camino elegido. Cuando nos sucede algo que condiciona nuestra
vida, tenemos la capacidad de re-descubrirnos y desarrollar otras
destrezas y habilidades que nunca hubiéramos pensado que teníamos
si no existieran las circunstancias que nos obligan a cambiar de
dirección.
2- Asumir y aceptar cuando una
situación no se puede cambiar. Hay que aprender a “soltar” y
asumir situaciones que no se pueden cambiar. No se fracasa cuando no
podemos cambiar una situación que nos hace sufrir, se fracasa cuando
no se asume esta y no se pasa página para poder volver a ilusionarte
con nuevos proyectos de vida.
3- No eres lo que tienes. Por
mucho que se empeñen muchos en decir lo contrario, no somos lo que
tenemos. Lo que nos hace “ser” no es lo que nos hace “tener”.
Somos lo que sentimos, lo que nos decimos a nosotros mismos. Nuestros
actos con los demás y con nosotros mismos son los únicos
condicionantes de lo que realmente somos. He aprendido que si
cultivas mas tu “ser” interior y tienes una actitud en la vida de
superación, generosidad y gratitud, nunca vas a necesitar tantas
cosas materiales para sentir que tienes la vida que deseas. Todos
necesitamos que nuestra economía funcione lo suficiente para
sobrevivir en una sociedad que nos exige pagar por todo, pero también
es verdad que muchas veces nos hacen creer que vivir por encima de
esas necesidades y tener más cosas materiales nos reportará
seguridad y éxito y eso es una mentira absoluta. Hasta que no
cuidemos nuestras emociones y las mimemos, las comprendamos, las
auto-gestionemos bien, nada de lo que tengas va a hacerte sentir
suficientemente bien para que un día cuando nos vayamos de esta
vida, miremos atrás y sonriamos.
3- No lamentarse y vivir en la queja
continuamente. De nada sirve quejarnos de nuestros tropiezos o
circunstancias. Debemos ocuparnos de las cosas y no preocuparnos por
ellas. Lo primero nos ayuda a superar y construir otro camino y lo
segundo solo nos “enquista” en el problema sin permitirnos seguir
adelante.
4- Saber perdonar. Cuando
alguien o alguna situación que no depende de ti, te ha hecho daño o
te ha dinamitado un proyecto, nos produce rabia, desconcierto y
rencor hacia aquello o aquellas personas que nos lo infringen pero es
justo ahí cuando dejamos de ser “libres”. Ser capaces de perdonar
de verdad, de corazón, es un ejercicio muy difícil pero muy
necesario para conquistar nuestra propia libertad
emocional. Tenemos de ser capaces de desprendernos de los
sentimientos negativos que conllevan esa circunstancia. Eliminar de
nuestra vida todos esos sentimientos de rencor, son la mejor forma de
sentirnos pletóricos y libres.
5- Tu pasado no determina tu futuro.
Nuestro pasado son experiencias vividas y como tales, nos ayudan a
evolucionar y no son las que frenan nuestras aspiraciones de vida.
Somos nosotros los que las frenamos pensando que aquello que ya no
tenemos es imposible sustituirlo por algo mejor.
Incluso la peor de las tormentas se
desvanecen pasado un tiempo y allí donde el cielo estaba gris, rugía
y explotaba, un día desaparece y vuelve a brillar el sol y la calma.
6- Nunca dejes que nadie te diga que no
puedes. En la vida a veces nos encontramos a personas que delatan sus
propios miedos en nosotros y nos alertan de que lo que queremos hacer
no lo vamos a conseguir. No les hagas caso porque la realidad es que
son sus miedos no superados y no los tuyos. Cualquier acción,
cualquier cambio que queramos hacer, comporta un riesgo donde
perdemos algo y ganamos algo pero hay que atreverse a hacerlo porque
ese cambio nos llevará al final al lugar de nuestros sueños y
luchar por un sueño siempre nos reportará más beneficios que
perjuicios.
7- Ser generoso y ayudar a los demás.
Este aprendizaje lo descubrí cuando me di cuenta que cuando das y te
ofreces, cuando intentas ayudar a los demás de forma generosa sin
esperar nada a cambio, sin esperar reciprocidad, desaparece cualquier
atisbo de envidia, ego y orgullo y eso te hace libre. Cuando eres
generoso y das sin esperar nada, dejas de ser DEPENDIENTE de las
circunstancias. La vida la haces tuya y solo tú puedes descolocarla
o colocarla cuando quieras. Cuando no esperas nada de nadie, nada te
puede hundir o manipular, vives sin deudas emocionales ni sensación
de que se te debe algo. Os aseguro que es una sensación muy
gratificante.
8- Dar las gracias. Ser agradecido con
todo lo que te sucede y rodea, incluso con las experiencias y
personas negativas porque ellas te entrenan a ser mejor y a ser más
resolutivo con tus emociones y circunstancias vitales. Agradecer de
corazón todo lo que te ha pasado, lo que te pasa y lo que te ha
pasará porque de cada experiencia vivida o por vivir, vas a salir
reforzado y serás mejor en todos los sentidos. Hoy puedo decir en voz alta que gran parte de lo que soy hoy y ahora, es gracias a que un día lo perdí todo en esa calle barcelonesa cuando me arrolló un coche.