viernes, 8 de diciembre de 2017

Aceptar también es un cambio



En la vida nos encontramos con dos situaciones:

-Las que podemos cambiar y en ellas reside toda nuestro enfoque a la acción y estrategia que nos llevará a ese cambio.

-Las que no podemos cambiar. Estas son las que también debemos enfocar pero en este caso es una "acción interna".

El éxito reside en conseguir lo que quieres cambiar y en aceptar lo que no puedes cambiar. Ambas actitudes son inteligentes y nos convierte en una persona exitosa.

No debemos confundir, "aceptación" con "resignación" son dos cosa totalmente diferentes.

Cuando uno acepta, se alinea con la serenidad y la evolución personal. Por tanto, te libera de la emoción del fracaso y te permite seguir avanzando.

Cuando te resignas, sigues apegado a algo que no puedes cambiar y rechazas esa imposibilidad. Eso te mantiene en el mismo lugar, con emociones contradictorias que postergan tu avance.

Aceptar la realidad no es difícil, lo difícil es luchar contra lo que no se puede cambiar.

La clave para poder seguir avanzando, es rendirse ante algo que no podemos cambiar. Una vez nos hemos rendido, lo siguiente es buscar una solución paralela que nos lleve casi a donde queríamos llegar, utilizando otra estrategia. No se trata de cambiar el objetivo, se trata de cambiar el camino para llegar a él y a veces eso depende de saber rendirse a tiempo y poder así, ver con más claridad todas las posibles puertas abiertas a ese cambio. Si aún así, no se puede cambiar nada, aceptamos la situación (no nos resignamos) y buscamos otros retos o caminos hacia nuestra próxima parada.

Existen dos fuerzas que anulan la posibilidad de cambio: el apego y el rechazo.

¡Los problemas son una prueba, no un fastidio!  Hemos de enfocarlos como un desafío y no como un enemigo duro y cruel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario