miércoles, 18 de enero de 2017

8 LECCIONES DE VIDA QUE APRENDÍ CUANDO LO PERDÍ TODO



           A veces nos encontramos con situaciones vitales que quiebran nuestro equilibrio emocional y nos catapultan a un mundo desconocido e incierto. 
En un momento de mi vida cuando todo parecía normal, cuando era muy joven y todo parecía controlado, cuando estaba en la cresta de la ola deportiva y personal, cuando estaba trabajando para mis objetivos como nadador de competición, en plena preparación de cara a la olimpiada de Seúl 88 y cuando creció mi popularidad y todo parecía que giraba en torno a mi, de repente... TODO CAMBIÓ.

A veces un solo minuto basta para que tu vida dé un giro de 180 grados. Sufrí un accidente de motocicleta que me arrebató de cuajo lo que más quería, me apartó de mis sueños, mis anhelos, mis proyectos personales y deportivos....me arrancó de un solo golpe, un enfoque y una filosofía de vida que yo ya había elegido. Cuando se te acerca el hombre de negro con una hoz para acecharte y susurrarte al oído que está pensando en tí y lo hace cada día durante los más de 3 meses que estuve hospitalizado con 8 cirujias que intentaban salvar mi vida, entonces es cuando te das cuenta lo frágiles que somos porque lo perdí absolutamente TODO!

Desde luego, el deporte y la competición no solo me otorgó de medallas, éxitos y fracasos deportivos, también me enseñó a levantarme una y otra vez cuando el resultado era otro del esperado. Hablo de superación, de coraje, de lucha y de aceptación. Después de todo esa circunstancia que cambió mi vida por completo, aprendí unas cuantas lecciones de vida que quiero compartir con vosotros:

1- La vida nos condiciona a veces pero no nos arrebata la oportunidad de re-inventarnos y dirigirnos de nuevo al lugar donde queremos estar aunque éste no fuera el primer camino elegido. Cuando nos sucede algo que condiciona nuestra vida, tenemos la capacidad de re-descubrirnos y desarrollar otras destrezas y habilidades que nunca hubiéramos pensado que teníamos si no existieran las circunstancias que nos obligan a cambiar de dirección.

2- Asumir y aceptar cuando una situación no se puede cambiar. Hay que aprender a “soltar” y asumir situaciones que no se pueden cambiar. No se fracasa cuando no podemos cambiar una situación que nos hace sufrir, se fracasa cuando no se asume esta y no se pasa página para poder volver a ilusionarte con nuevos proyectos de vida.

3- No eres lo que tienes. Por mucho que se empeñen muchos en decir lo contrario, no somos lo que tenemos. Lo que nos hace “ser” no es lo que nos hace “tener”. Somos lo que sentimos, lo que nos decimos a nosotros mismos. Nuestros actos con los demás y con nosotros mismos son los únicos condicionantes de lo que realmente somos. He aprendido que si cultivas mas tu “ser” interior y tienes una actitud en la vida de superación, generosidad y gratitud, nunca vas a necesitar tantas cosas materiales para sentir que tienes la vida que deseas. Todos necesitamos que nuestra economía funcione lo suficiente para sobrevivir en una sociedad que nos exige pagar por todo, pero también es verdad que muchas veces nos hacen creer que vivir por encima de esas necesidades y tener más cosas materiales nos reportará seguridad y éxito y eso es una mentira absoluta. Hasta que no cuidemos nuestras emociones y las mimemos, las comprendamos, las auto-gestionemos bien, nada de lo que tengas va a hacerte sentir suficientemente bien para que un día cuando nos vayamos de esta vida, miremos atrás y sonriamos.

3- No lamentarse y vivir en la queja continuamente. De nada sirve quejarnos de nuestros tropiezos o circunstancias. Debemos ocuparnos de las cosas y no preocuparnos por ellas. Lo primero nos ayuda a superar y construir otro camino y lo segundo solo nos “enquista” en el problema sin permitirnos seguir adelante.

4- Saber perdonar. Cuando alguien o alguna situación que no depende de ti, te ha hecho daño o te ha dinamitado un proyecto, nos produce rabia, desconcierto y rencor hacia aquello o aquellas personas que nos lo infringen pero es justo ahí cuando dejamos de ser “libres”. Ser capaces de perdonar de verdad, de corazón, es un ejercicio muy difícil pero muy necesario para conquistar nuestra propia libertad emocional. Tenemos de ser capaces de desprendernos de los sentimientos negativos que conllevan esa circunstancia. Eliminar de nuestra vida todos esos sentimientos de rencor, son la mejor forma de sentirnos pletóricos y libres.

5- Tu pasado no determina tu futuro. Nuestro pasado son experiencias vividas y como tales, nos ayudan a evolucionar y no son las que frenan nuestras aspiraciones de vida. Somos nosotros los que las frenamos pensando que aquello que ya no tenemos es imposible sustituirlo por algo mejor.
Incluso la peor de las tormentas se desvanecen pasado un tiempo y allí donde el cielo estaba gris, rugía y explotaba, un día desaparece y vuelve a brillar el sol y la calma.

6- Nunca dejes que nadie te diga que no puedes. En la vida a veces nos encontramos a personas que delatan sus propios miedos en nosotros y nos alertan de que lo que queremos hacer no lo vamos a conseguir. No les hagas caso porque la realidad es que son sus miedos no superados y no los tuyos. Cualquier acción, cualquier cambio que queramos hacer, comporta un riesgo donde perdemos algo y ganamos algo pero hay que atreverse a hacerlo porque ese cambio nos llevará al final al lugar de nuestros sueños y luchar por un sueño siempre nos reportará más beneficios que perjuicios.

7- Ser generoso y ayudar a los demás. Este aprendizaje lo descubrí cuando me di cuenta que cuando das y te ofreces, cuando intentas ayudar a los demás de forma generosa sin esperar nada a cambio, sin esperar reciprocidad, desaparece cualquier atisbo de envidia, ego y orgullo y eso te hace libre. Cuando eres generoso y das sin esperar nada, dejas de ser DEPENDIENTE de las circunstancias. La vida la haces tuya y solo tú puedes descolocarla o colocarla cuando quieras. Cuando no esperas nada de nadie, nada te puede hundir o manipular, vives sin deudas emocionales ni sensación de que se te debe algo. Os aseguro que es una sensación muy gratificante.

8- Dar las gracias. Ser agradecido con todo lo que te sucede y rodea, incluso con las experiencias y personas negativas porque ellas te entrenan a ser mejor y a ser más resolutivo con tus emociones y circunstancias vitales. Agradecer de corazón todo lo que te ha pasado, lo que te pasa y lo que te ha pasará porque de cada experiencia vivida o por vivir, vas a salir reforzado y serás mejor en todos los sentidos.  Hoy puedo decir en voz alta que gran parte de lo que soy hoy y ahora, es gracias a que un día lo perdí todo en esa calle barcelonesa cuando me arrolló un coche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario