martes, 6 de enero de 2015

Un gran enemigo de nuestras emociones positivas: EL EGO


(Por Xavier Miralpeix)


A veces confundimos decisiones que hemos de tomar en la vida, con posturas inflexibles frente a circunstancias que tienen que ver más con nuestro propio EGO que con actitudes constructivas para nuestra vida.

En esta vida hay que tomar decisiones, claro que sí y asumir los riesgos e incertidumbres de las mismas, pero debemos evitar que una decisión sea consecuencia de un ataque de ira pasajero o contenido en el tiempo....nuestro EGO.

En la vida nos encontramos con innumerosas circunstancias que nos retan ante otras personas o ante circunstancias que afloran nuestros propios temores y cuando las decisiones las toma nuestro mal interpretado amor propio, no suele tener el efecto deseado en nosotros, porque ese mal llamado amor propio, no es más que un sentimiento de ira que aflora nuestro ego. Emociones negativas de fustración y miedo que nos hacen creer que la mejor solución ante una situación que nos pone a prueba, es posturarse y no cuestionarnos a nosotros mismos ante nada, ni ante nadie....grave error. Una decisión debe tomarse desde cierto orden emocional y cuando nuestro ego y nuestra ira dejan de gobernar nuestras mentes narcicistas. 

Nuestro ego nos limita, nos encasilla en el bucle de nuestro falso "yo" interior y no nos deja "soltar" los elementos tóxicos de un sentimiento o circunstancia adversa. Nuestras decisiones han de intentar ser siempre objetivas y debemos decidir desde cierta calma emocional. Yo siempre digo que las personas que hacemos deporte con regularidad, siempre tenemos más posibilidades de tomar decisiones desde cierta perspectiva y calma. El ejercicio consigue eso...apaciguar nuestra rabia y nuestro ego... una vez más, el deporte y el ejercicio son una herramienta valiosísima para afrontar decisiones y cambios en nuestra vida.  Otra gran herramienta para desahogarnos antes de tomar una decisión trascendental, es llorar ya que nos libera de emocione intensas y puede ser muy útil para sacar a quello que nos daña. Esta acción, da la capacidad a nuestros músculos de relajarse y nuestras emociones, literalmente, encuentran su voz.
Cuando procedemos basándonos en la culpa, el miedo, la ira, el resentimiento, la frustración, el odio o cualquier otro sentimiento negativo o pensamiento viejo condicionado, estamos bajo el dominio del ego. En esa ira se mueve, se levanta nuestro sentido interno de dignidad para poder responder adecuadamente pero ese desafío lo sacamos para afuera en forma violenta e improductiva. Con eso perdemos nuestra fuerza de determinación (por ejemplo de asegurar un trato justo). 


Algunas veces me encuentro con personas que dicen que necesitan un cambio en sus vidas, que necesitan cambiar radicalmente y denoto en ellos ira y fustración. Yo siempre les digo que si necesitan un cambio, que lo hagan con determinación, pero desde la aceptación e intentando no dañar a otras personas sin que haya necesidad y que en cualquier  caso, si es inevitable el dañar a otra persona para lograr ese cambio, lo hagan sin rencor y sin resentimiento hacia ellos y que intenten mitigar los daños colaterales de la mejor manera posible. Tenemos que ser capaces de actuar con la aceptación completa de una situación que queramos cambiar, si no, nunca vamos a pasar página y muchas cosas de nuestra nueva circunstancia aún estará ligada a la vieja y no nos dejará caminar hacia delante, perpetuando nuestra fustración ante un hecho antiguo que ya no debería afectar a nuestro nuevo presente.








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